Yo soy la resurrección y la vida
Lunes 29 de julio
¡Paz y Bien!
Evangelio
Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo."
Palabra del Señor.
Reflexión
Cada vez que leo este pasaje del Evangelio me llama la atención hasta qué punto pude llegar la ceguera y la envidia de alguien. El comentario de los sumos sacerdotes y del sanedrín me parece realmente sin sentido: "Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".
El problema, en el fondo, no es que los romanos fueran a destruir el templo, sino que "todos van a creer en él." Es realmente impresionante hasta dónde podemos engañarnos nosotros mismos y ser capaces de actos tan viles como la muerte de un inocente cuando nuestros intereses se ven afectados.
Esto es importante en nuestra vida, pues situaciones parecidas se pueden presentar en nuestra vida en donde podemos escudarnos detrás de principios religiosos, en bien de la Iglesia para no perder nuestra posición social, un puesto determinado, y sobre todo, nuestro "status" dentro de una parroquia o grupo religioso.
Es necesario abrir los ojos y ver, como dice san Pablo, que "todo coopera para el bien de los que aman a Dios". No te escudes nunca detrás de parapetos religiosos, lo más seguro es que lo que vayas a hacer sea en contra del mismo Dios o de su Iglesia, producto de tu ceguera espiritual.
¡Feliz Lunes!
Lunes 29 de julio
¡Paz y Bien!
Evangelio
Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo."
Palabra del Señor.
Reflexión
Cada vez que leo este pasaje del Evangelio me llama la atención hasta qué punto pude llegar la ceguera y la envidia de alguien. El comentario de los sumos sacerdotes y del sanedrín me parece realmente sin sentido: "Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".
El problema, en el fondo, no es que los romanos fueran a destruir el templo, sino que "todos van a creer en él." Es realmente impresionante hasta dónde podemos engañarnos nosotros mismos y ser capaces de actos tan viles como la muerte de un inocente cuando nuestros intereses se ven afectados.
Esto es importante en nuestra vida, pues situaciones parecidas se pueden presentar en nuestra vida en donde podemos escudarnos detrás de principios religiosos, en bien de la Iglesia para no perder nuestra posición social, un puesto determinado, y sobre todo, nuestro "status" dentro de una parroquia o grupo religioso.
Es necesario abrir los ojos y ver, como dice san Pablo, que "todo coopera para el bien de los que aman a Dios". No te escudes nunca detrás de parapetos religiosos, lo más seguro es que lo que vayas a hacer sea en contra del mismo Dios o de su Iglesia, producto de tu ceguera espiritual.
¡Feliz Lunes!
0 comentarios:
Publicar un comentario