Yo envío mi mensajero
Jueves 15 de diciembre
¡Paz y Bien!
Evangelio
Lucas 7, 24-30
Cuando se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de él a la gente, diciendo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con telas preciosas? Los que visten fastuosamente y viven entre placeres, están en los palacios. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, y yo les aseguro que es más que profeta. Es aquel de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Yo les digo que no hay nadie más grande que Juan entre todos los que han nacido de una mujer. Y con todo, el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él".
Todo el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos, aceptaron el designio de justicia de Dios, haciéndose bautizar por el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los escribas no aceptaron ese bautismo y frustraron, en su propio daño, el plan de Dios.
Palabra del Señor
Reflexión
Juan, testigo de la luz y de la verdad. San Lucas nos presenta a dos sectores del pueblo que reaccionan de manera muy distinta ante el anuncio de la venida del Mesías.
Por una parte, los publicanos, los pecadores públicos peor vistos por la población, respondieron a este anuncio convirtiéndose, volviéndose hacia ese Dios que venía a su encuentro.
Por otro lado, los fariseos y los letrados no aceptaron el bautismo de conversión de Juan, en parte tal vez por soberbia, por considerarse a sí mismos puros, por no mezclarse con la chusma de los pecadores.
Y en parte también porque el anuncio de Juan se había producido lejos del Templo de Jerusalén y fuera de las sinagogas, que eran los lugares de culto que ellos tenían controlados y en los que se apoyaba todo su poder.
Por su soberbia y ambición, como dice san Lucas en una frase impresionante: frustraron el designio de Dios para con ellos. Dios viene a nosotros, pero el ser humano puede frustrar sus designios de amor y de salvación.
¡Feliz Jueves!
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