¿Y todavía no acaban de comprender?
Martes 14 de febrero
¡Paz y Bien!
Evangelio
Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: "Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes". Entonces ellos comentaban entre sí: "Es que no tenemos panes".
Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: "¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?" Ellos le contestaron: "Doce". Y añadió: "¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete". Entonces él dijo: "¿Y todavía no acaban de comprender?".
Palabra del Señor
Reflexión
Es impresionante pensar cómo Jesús mandó a sus discípulos de dos en dos, incluso antes de ir Él, por aquellos lugares. Les dio poder a través de su palabra, para llevar la paz y la salud a las personas que les abrían la puerta de su casa y su ciudad.
Hoy le pedimos al Señor la gracia de liberarnos de los apegos a las cosas mundanas, para que podamos traer paz a todos aquellos con quienes nos encontremos y trabajamos simplemente, con nuestra presencia tranquila y amable hacia ellos. ¡Quizás esta es la misión que el Señor nos está dando ahora!
Sin llevar nada, en pobreza, les dice: “poneos en camino”. A nosotros hoy nos dice lo mismo, poneos en camino, caminando en pobreza material y espiritual: sin palabras, sin salero para hablar y anunciar a Jesucristo, pero, Él siempre nos gana en generosidad y confianza y por eso nos dice: “Te basta mi gracia mi fuerza se realiza en tu debilidad”.
Es probable que el Señor no nos pida que marchemos lejos, pues el medio que frecuentamos cada día, es el lugar que el Señor quiere que hagamos esa nueva cristianización con humildad y optimismo.
Pidamos al Espíritu Santo nos llene de su fuerza y amor, para poder trasmitirlo a toda la humanidad desde la oración, suplicando al dueño de la mies que envíe operarios a su mies, tan necesario para la nueva evangelización en este tiempo sinodal que estamos viviendo.
¡Feliz Martes!
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