• Lo Último

    miércoles, 2 de octubre de 2019

    Crónica de la Provincia Franciscana de Michoacán: La Rea - Libro I, Capítulo V


    CAPITULO V

    De la gente que pobló aquesta Provincia; del motivo de su venida y de dónde vinieron

    Ya se sabe que todos los que poblaron este Occidente eran gentiles; ora toltecas, acolhuas; ó mexicanos y demás familias, y que vinieron del Poniente de un lugar ó cueva que ellos llamaron
    Chicomotztotl, que significa siete cuevas (1) de aquí salieron unos ántes y otros despues, y haciendo su curso hácia el Oriente, poblaron aquestos reinos y provincias.

    Y según las pinturas y tradiciones que se han conservado en el archivo de los tiempos, para venir estos indios ó gentiles á aquestas partes, pasaron un brazo de mar pequeño, que es el estrecho de
    Anian el que tiene esta tierra por la parte del Norte. Y aunque esto no se sabe con evidencia, por lo menos hemos de considerarlo así, porque es isla todo lo que se habita por las divisiones que quedaron en la primera condicion, y persuádome á aquesta verdad, porque pintando estos indios tarascos el origen de su venida en un lienzo antiquísimo que está hoy en el pueblo de Cucutacato del domicilio de Uruápan á distancia de una legua, pintaron aquestas nueve naciones saliendo de las siete cuevas del Poniente, y juntamente que pasaban el brazo estrecho de mar ó rio caudaloso que atraviesa de Norte á Sur, en balsas de madera ó sarzos de cañas gruesas y apretadas, de donde veremos que estos tarascos son de aquellas nueve familias que vinieron con los mexicanos conducidos de aquel fabuloso pájaro, y aunque sea fábula, lo cierto es que vinieron conmovidos de algún oculto impulso que los incitaba.

     Marcharon en tropas desde este lugar de Aztlan (que así se llamaba) hasta otro donde estaba un árbol muy corpulento y grueso; el demonio, como oráculo de estas gentes, les hizo parar en su sombra, en
    cuyo tronco erigieron altar al ídolo Huitzilopochtli, donde tuvo principio la idolatría de estas
    gentes: sentáronse á comer, con el recelo que engendra el cuidado de la novedad nunca vista; y cuando más descuidados, dio el árbol un estallido y se hendió por medio; entonces las cabezas de las familias y caudillos de las tropas tuvieron por mal agüero el suceso, y dejando de comer consultaron á su dios. Entónces llamó aparte á los mexicanos y les dijo: despedid esas ocho familias y decidles que se vayan, sigan su camino y paren donde les plugiere; vosotros quedaos; lo cual hicieron quedándose los unos, y los otros partiéndose y prosiguiendo el viaje hácia el Oriente; poblaron unos en unas partes y otros en otras.

    De aquí veremos que el modo que tuvieron de poblar estos tarascos, no es el que se les prohija. Que después de cumplido el término que el ídolo les señaló á los mexicanos en este lugar donde se hizo la separación de las demás familias que fué de nueve años, prosiguieron su derrota oriental, y como cae esta Provincia línea recta por donde venían, algunos niños, viejos y enfermos que fatigados del camino no pudieron pasar, se quedaron en esta Provincia y prosiguiendo los mexicanos, llegaron al centro de la laguna mexicana.

    Los tarascos, ofendidos y agraviados, poblaron este reino, mudaron la lengua é hicieron cuerpo de por sí. (1) Los inconvenientes que se siguen de este modo de poblar, ellos mismos se vienen á los ojos. El primero es, que supuesto que las ocho familias separadas vinieron por delante, por la misma línea que los mexicanos siguieron, y que fueron ellas las que poblaron las demás provincias tomando los lugares y sitios más acomodados de agua y montería, ¿esta provincia, siendo de tanta montería, agua y arboleda, primero la escogerían ocho que no una? Pues forzosamente habían de encontrar con ella más que el quedarse los niños, viejos y enfermos en el itinerario de los mexicanos, fué al abrigo y sombra de los que ya habían poblado como parientes y conocidos de su primera relación. Y así
    corrompieron su lengua y la trocaron en la de los pobladores, así por ser más en número, como
    por ser ya sus superiores, á cuyo imperio sujetaron no solo la voluntad sino las palabras.

    Algunas relaciones he tenido de personas prácticas que comunicaron á algunos indios muy antiguos, que estos tarascos descendieron de los tecos, pero la réplica que hallo diré en el capítulo 8 y así me resuelvo en que fueron de las familias separadas, y siguiendo el Oriente poblaron á Michoacan.

    Tomado de:
    Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco
    Provincia de San Pedro y San Pablo de Mechoacan en la Nueva España.
    Compuesta por el P. Lector de Teología
    Fray Alonso de La Rea
    de la misma Provincia.
    Dedicada a N.P. Fr. Cristóbal Vaz, Ministro Provincial de ella.
    Año de 1639.
    Con Privilegio.
    En México por la viudad de Bernardo Calderón.
    Año de 1643.
    Edición de la "Voz de México"
    México
    Imprenta de J.R. Barnedillo y Cía.
    Montealegre Num. 15
    1882.
    Páginas 19-23




    • Comentarios Blogger
    • Comentarios Facebook

    0 comentarios:

    Publicar un comentario

    Articulo Revisado: Crónica de la Provincia Franciscana de Michoacán: La Rea - Libro I, Capítulo V Calificacion: 5 Revisado por: Guanajuato Desconocido
    Arriba