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    jueves, 3 de octubre de 2019

    Crónica de la Provincia Franciscana de Michoacán: La Rea - Libro I, Capítulo VII


    Capítulo VII

    Cómo el valor de los tarascos, siempre fue igual al imperial de México

    Mucho siento el no tener bastante relación de los reyes y monarcas que eternizaron el valor del tarasco, con el político y militar gobierno; porque en buena consecuencia, este era el capítulo en que se habian de copiar sus sucesiones, referir sus hazañas, contar sus hechos, celebrar sus leyes y narrar sus obras; pintar el origen de su monarquía, la propagación y herencia de su reino; pero todo ha faltado, porque faltó el cuidado en los antepasados, con que disculpo mis deseos, que todos ellos se desvelaran en el escrutinio de sus verdades por darlas á la estampa, para que la posteridad celebrase la memoria de los insignes hechos del tarasco.

    Conveniencia que San Gerónimo encarga á los desvelos de la Historia. Prodest enimadcuram reipublica, nosce opiniones priscas et egregias audirique antiquitatis pulchérrima faciniora; quae historoci; et omne genus poetarum prodiderunt atati suae ad posteritatis memoriam.

    A mí me ha faltado esta dicha y por mia lamento la desgracia, pues no tengo parte en la gloria de tamaños monarcas, pero por no dejarlo todo, así por mayor referiré algunos hechos en que se verá la valentía con que siempre resistió al emperador de México, que, siendo el mayor señor de Occidente á quien todo él se le sujetaba, solo el tarasco; cucurrit adversus eum erecto eolio, levantó la cabeza, se le opuso, acometió embistió, con tan grande esfuerzo que quedando el valor indiferente, puso en cuidado al mexicano, y así reforzó las fronteras, fortificó los presidios y avivó las centinelas.

    En medio de estas sospechas, le combatían algunos recelos al imperial monarca, cuando se le ofreció una batalla con el invencible tarasco, en ocasión que tenía preso i aquel gran tlaxcalteco Tlalhuizoli, cuya valentía tenía muy bien conocida el mexicano á fuerza de los suyos, y remitiendo á fuerza agena lo que él con la propia no podía conseguir, pretendió hacer su tributario la grandeza del tarasco, haciendo su capitán general al tlaxcalteco para que echase el yugo á quien jamás supo sufrirlo.

    Pensando el mexicano que había hallado á Pompeyo que le postrase á Jerusalem, y que le ayudase como á Hircano Contra su hermano Aristóbulo con que le dejó á Judea por tributaria de Roma. Recibió la conducta Tlahuizoli y admitióla, y aunque enemigo de la gente que llevaba, se dejó vencer de su nobleza y los gobernó con gran prudencia. Marchó con el campo y plantóle junto á las fronteras del tarasco, que eran Tlaximaloyan, Maravatío, Zitácuaro, Acámbaro y Tzinapécuaro. Representaron los mexicanos los designios de su venida y publicaron la batalla. Oida que la oyó el tarasco, encendido en su furor nativo, tocó alarma y se alistó con tan gran denuedo, que llegando
    la hora embistieron con tan gran furor que tuvo el mexicano mucho quehacer en reprimirlo: hubo de la una y de la otra parte muchos muertos, estragos y despojos.

    El padre Torquemada, autor de esta monarquía, contando aquesté hecho, dice; (1) que no les ganaron lugar ni puesto alguno á los tarascos, pero que les quitaron mucho oro y mucha plata; lo cierto es que no fué tanto, porque si las embestidas y acometimientos eran en el campo cuerpo á cuerpo, sin petos ni coseletes, ¿qué oro pudo ser aqueste? ¿Cómo fueron aquestos despojos si no les hicieron dar un pié atrás? Lo más verosímil es, que serian de algunos arriates, collares ó manillas de oro, que usaban los poderosos, que á las bregas, vueltas y refriegas, ganarían los mexicanos, y estos dejarían lo mismo.

    Pero lo que más me admira en aqueste hecho es, que un ejército del señor más poderoso del Occidente, tan pensado y tan crecido y con un general tan valiente, no le hiciese dar un pié atras al tarasco, ni le ganase puesto ni alguna de sus fronteras, con que juzgará el curioso que compitió, el un valor con el otro, con tanta igualdad como se deja entender.

    (1) L. 2 c. 82 fol. 239.

    Tomado de:
    Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco
    Provincia de San Pedro y San Pablo de Mechoacan en la Nueva España.
    Compuesta por el P. Lector de Teología
    Fray Alonso de La Rea
    de la misma Provincia.
    Dedicada a N.P. Fr. Cristóbal Vaz, Ministro Provincial de ella.
    Año de 1639.
    Con Privilegio.
    En México por la viudad de Bernardo Calderón.
    Año de 1643.
    Edición de la "Voz de México"
    México
    Imprenta de J.R. Barnedillo y Cía.
    Montealegre Num. 15
    1882.
    Páginas 29-32




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