Capítulo II
De las lagunas que tiene Michoacán y del pescado que se coge en ellas.
Háme movido á escribir por menor y por mayor esta Provincia, el descuido que veo (si no le llamo cuidado) en todos los historiadores y aún en sus mismos naturales, que siendo justo trofeo de una monarquía la conservación de sus memorias, en la de Michoacán hallo tan postrada esta costumbre, que no sé si la llame desgracia ó mal correspondida; porque los pocos que han escrito de ella van tan suscintos, que dejan lo precioso y se contentan con apuntarlo.
Pero disculpóles con lo mismo que á mí me pasa; que no habrán tenido noticias ni relaciones por haberlas desperdiciado el tiempo, para que el olvido celebre en sueños lo que yo lloro en aquesta historia.
La principal laguna que tiene esta Provincia es la de Páztcuaro, en cuyo contorno estuvo en su primer fundación la gruesa de la gente, y la corte del gran Caltzontzín. Y así no hubo palmo de tierra que no estuviese poblado, y áun hoy, que no hay casi gente, se han conservado muchos pueblos como son; la ciudad de Tzintzúntzan, cabeza del reino, que está á la orilla de la misma laguna, batida de las aguas, tributándole la antigua obediencia de los reyes y monarcas que ordinariamente tuvieron allí su asistencia.
Es ciudad de casi doscientos vecinos, tiene un convento de muestra orden muy suntuoso. De aquí tres leguas está la ciudad de Pátzcuaro, muy poblada de españoles, donde estuvo antiguamente la silla episcopal, y tiene conventos de la órden de San Agustín, la Compañía de Jesús y San Francisco. Con una iglesia parroquial de mucho porte y consideración. Es ciudad de mucho trato, con que el concurso es numeroso y la poblacion razonable. De aquí al pueblo de Erongarícuaro hay otras tres leguas, es hoy razonable y tiene un convento de los mejores en la Provincia. • Prosiguiendo la vuelta, cinco leguas de aquí está el convento y pueblo de San Andrés Isiróndaro, y aquí media legua, el de San
Gerónimo Purenchécuaro, ambas á dos guardianías; y luego tres leguas, el pueblo de Santa Fé,
Retorazgo, que provee la catedral de esta iglesia.
De aquí se sigue á dos leguas el pueblo de Cocupao, con su iglesia, muy ameno. Y de aquí á la ciudad de Tzintzúntzan una legua, con que se cierra la orla de esta gran laguna, y según el cómputo de estas leguas son quince las de su contorno. Es muy profunda, y se coge infinito pescado blanco, muy sabroso y saludable, y otros géneros. Esta laguna fué el depósito de los ídolos de oro, y plata, y piedras preciosas, que nuestros Frailes debelaron en la fundación del Evangelio. Navégase en canoas, y hace en medio una isleta por punto céntrico de tan vistosa circunferencia, donde está fundado un pueblo
llamado San Pedro Jarácuaro, con su Iglesia, y se visita y administra del Pueblo de Erongarícuaro.
Aquí se van á recrear de todas aquestas partes.
En frente de esta está otra, hácia la parte Septentrional, llamada la laguna de Sirahuen, en lugar más alto, adonde los Reyes y Señores se retiraban al recreo y alivio de sus negocios. Es profundísima y tiene de boj dos leguas, y se coge gran suma de pescado blanco. No se navega, porque en medio hace un remolino tan rápido que se sorbería un monte. Es tradición de los naturales que se comunica con la de Páztcuaro. Respecto de esta, hácia el Oriente está la de Cuitzeo, laguna muy grande, si bien de pocos años á esta parte ha crecido mucho por las vertientes de los cerros que la rodean, y así no
es muy profunda.
Es la cabeza de esta laguna, doctrina y administración de los Padres de S. Agustin. Siete leguas de esta, hácia el Mediodía, cae la laguna de Yurirapúndaro, en que se coge mucho pescado para proveer la mayor parte de chichimecas. Hácia el Poniente está la la g una de la Magdalena con tres leguas de circuito y mucho pescado. Y media legua de esta, está la Quitupa, muy profunda y con quien se comunica por ocultos rumbos de la tierra.
Dos leguas del pueblo de Tzacapo está un cerro en cuya cumbre está labrado un vaso tan perfecto, que solo la naturaleza pudo ser artífice de su fábrica, porque todo el cerro es redondo y dentro hueco y lleno de agua, y desde el borde á los lábios del agua, hay como un tiro de piedra, tan liso y tan peinado, que es muy dificultoso bajar, y en todo el circuito, no hay una hebra de zacate, por ser hueco y no tener virtud para producirlo; tiene de latitud como tiro y medio de arcabuz á cuyo respecto es la redondez, porque no ha sido posible el medirla.
Las aguas son clarísimas y deleitosas, y así han movido á admiración, á cuya novedad han ido de
muchas partes á verlo. Llámase la sierra del Agua; háse pretendido sacar á tajo abierto; pero
no han podido, por no ser voluntad del que lo pusó en términos tan precisos.
Abajo de este cerro cae la ciénaga de Tzacapo donde hay lagunas profundísimas con infinito pescado. De esta cienága tiene su nacimiento el rio de Angulo, que discurriendo hácia el Norte, se incorpora como dijimos, y al darle vistas se precipita de un cerro muy alto con tanta violencia, que abajo entre el golpe del agua y el pañasco, se pasa á pié enjuto. En esta ciénaga hay infinita caza de patos, y así veremos que toda esta provincia no tiene palmo de tierra que no sea fértil y abundante, así de caza como de pescados.
Fuera de los rios y lagunas, tiene muchos baños calientes, particularmente los famosos de Chucándiro, que sanan de todas las enfermedades, salvo las bubas, que en entrando en ellas es ciertísima la muerte.
Tomado de:
Crónica de la Orden de N. Seráfico P. S. Francisco
Provincia de San Pedro y San Pablo de Mechoacan en la Nueva España.
Compuesta por el P. Lector de Teología
Fray Alonso de La Rea
de la misma Provincia.
Dedicada a N.P. Fr. Cristóbal Vaz, Ministro Provincial de ella.
Año de 1639.
Con Privilegio.
En México por la viudad de Bernardo Calderón.
Año de 1643.
Edición de la "Voz de México"
México
Imprenta de J.R. Barnedillo y Cía.
Montealegre Num. 15
1882.
Páginas 7-12
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